El arma fue diseñada por Rheinmetall Borsig en 1936 al recibir un contrato para la producción de un cañón antiaéreo pesado. Su calibre, 128 mm, le proporcionaba el título del cañón antiaéreo más pesado del mundo.
La gran altitud a la que podían volar los bombarderos pesados y su capacidad para absorber daños empujaron a los diseñadores a elegir un calibre más pesado para la nueva pieza antiaérea.
Tras completares algunos prototipos se comenzó con las prácticas y pruebas en el polígono de tiro a finales de 1937. El conjunto alcanzaba las 12 toneladas de peso y era demasiado pesado como para ser empleada como arma de campaña. En previsión de una pieza móvil se completaron seis cañones que podían ser desmontados para su transporte.
Finalmente se optó por que esta pieza constituyese un cañón estático en una plataforma de tiro fijo. Esto reducía el peso pero finalmente el peso no bajó de las 17 toneladas. La vertiente ofensiva de Alemania zancadilleo al proyecto que finalmente se detuvo en 1942 cuando se prohibió la fabricación de cañones móviles de calibre superior a 105 mm. A pesar de todo la industria alemana se las arregló para fabricar 450 cañones de este tipo hasta agosto de 1944. Esta producción provocó una cierta paradoja ya que no podía ser usada en el frente por su peso pero tampoco había tantos sitios como para instalarlos como emplazamientos fijos. La solución se alcanzó instalando unas 200 piezas de este tipo en bateas ferroviarias lo que permitía la movilidad del cañón. El resto de piezas fueron emplazadas estáticamente para la defensa de lugares de gran valor estratégico, como factorías aeronáuticas o las torres antiaéreas.El Flak 40 vino a cubrir el hueco que dejó el cañón de 150 mm que fue ordenado pero debido a su desarrollo lento fue cancelado. En el caso de las torres antiaéreas se decidió modificar el Flak 40 con una nueva cureña y doble cañón creándose una pieza de doble cañón de terribles efectos.
Disponía de unos controles eléctricos para su movimiento de manera rápida y eficiente mientras que la gran longitud del cañón, 61 calibres (7´808 metros) era la parte más difícil de manipular. Un sistema hidroneumático servía como sistema de absorción del gran retroceso del cañón. Sus proyectiles almacenaban 27´9 Kg de alto explosivo que era lanzado a 880 m/s a una altura máxima de 10.700 metros de altitud. Esta cota era suficiente como para alcanzar a cualquier bombardero pesado en servicio con un gran poder de destrucción. En comparación con el famoso 88, el proyectil del Flak 40 tenía cuatro veces más pólvora y tenía un tiempo de vuelo de sólo un tercio del tiempo hasta su objetivo. A pesar del tamaño, el Flak 40 podía mantener una tasa de fuego envidiable para un arma de este calibre alcanzando los 20 disparos por minuto. Fuente:"Artillery and Special Weapons of the German Land Forces 1939-1945” Doubleday.
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