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martes, 15 de octubre de 2013

Hitler y Moscú

Uno de los mitos mas arraigados en la Historia,y repetidos hasta el hartazgo y la exasperación para quien les escribe por cantidad de documentales y obras literarias,es que hubo un cambio, originado por
Hitler, en el objetivo operacional principal del Grupo de Ejércitos Centro (y de la campaña), de tal forma que en vez de continuar el avance a Moscú, Hitler desvió la vanguardia de Bock (Hoth y Guderian) al norte (Leeb) y sur (Rundstedt), impidiendo así la conquista de Moscú y, en consecuencia, la conclusión victoriosa de Barbarroja.El problema con esas afirmaciones es que recogen todas ellas una falsedad de partida, y es que no hubo tal cambio por parte de Hitler con respecto a Moscú en la planificación operacional de la campaña tal como quedó establecido originalmente en la Directiva No. 21 de 18 de diciembre de 1940.  En otras palabras, Moscú nunca fue el objetivo operacional principal de Barbarroja para Hitler y, por tanto, es completamente absurdo (y falso) decir que Hitler desvió a Bock de un supuesto objetivo operacional principal, Moscú, que nunca fue tal. En este artículo no pretendo discutir la conveniencia o las ventajas que pudiera ofrecer Moscú como objetivo operacional principal o prioritario en la Operación Barbarroja sobre cualquier otro u otros objetivos, sino el origen y desarrollo del mito de que Moscú era el objetivo prioritario en la planificación de Barbarroja, y que Hitler cambió en agosto de 1941. Lo que quiero demostrar es que, muy al contrario, Hitler siempre se aferró al objetivo operacional principal (Leningrado) que había señalado en diferentes ocasiones y en diferentes directivas, antes y después del comienzo de Barbarroja, y que las dudas que mostró en julio y agosto (y los pocos días que consintió en conceder el avance a Moscú) fueron el producto de la distorsión de los hechos que Halder le presentó continuadamente durante el desarrollo de la campaña hasta que, finalmente, Hitler impuso su voluntad, que no era otra que seguir el objetivo operacional principal que había dictado en la citada directiva de 18 de diciembre de 1940.

Moscú como objetivo operacional de la invasión de la URSS sólo existió en las cabezas de Halder y Brauchitsch, y, por su ocultamiento y ambigüedad, en las cabezas de algunos generales del Frente Oriental, que dieron por hecho lo que sólo era una suposición. Veamos...El 29 de julio de 1940, Hitler informó a Jodl, jefe del Departamento de Operaciones del OKW, de su decisión de atacar a la URSS. Dos días después, el 31 de julio, Hitler mantuvo una conferencia en el Berghof con Brauchitsch, Halder, Keitel, Jodl, Raeder y Jeschonnek (representando a Göring). En este conferencia, Hitler comunicó a sus invitados su decisión de invadir la URSS en una campaña militar cuyo principal objetivo sería la destrucción total del estado soviético y la ocupación de Rusia occidental con sus regiones industriales. A tal fin eran necesarios dos ataques operacionales, uno en el sur hacia Kiev y otro en el norte a través de los estados bálticos y luego hacia Moscú:

“El objetivo es la destrucción del potencial humano de Rusia. La operación estará dividida en tres acciones:

Primera embestida: Kiev, además de asegurar la protección del flanco en el río Dnieper. La Fuerza Aérea destruirá los cruces de los ríos. Odessa.

Segunda embestida: Estados del Báltico y ataque a Moscú.

Finalmente: unión de las puntas del norte y del sur.

Sucesivamente: Ataque limitado a los campos petroleros de Baku”.

El Generalmajor Erich Marcks, entonces jefe del Estado Mayor del 18º Ejército y que estaba preparando unos planes de contingencia ordenados por Halder para el supuesto de una guerra de alcance limitado con la URSS, llegó a Fontainebleau (entonces CG del OKH) el 29 de julio y fue requerido por Halder para recibir instrucciones de su nuevo trabajo sobre el estudio operacional para la invasión de la URSS. Tras ponerse de acuerdo con el jefe del Departamento de Operaciones del EMG, Oberst (sería ascendido a Generalmajor cuatro días después) Hans von Greiffenberg, Marcks consideró inicialmente que la mejor solución para la ofensiva contra Rusia era “la creación de un punto de principal esfuerzo en el sector meridional del frente, el grupo operacional Kiev”. Pero Halder, cuando Marcks le presentó su informe inicial sobre la operación rusa el 1 de agosto, alegó que Rumania (que en su opinión era la base indispensable para el centro de gravedad expuesto por Marcks) era políticamente una incertidumbre con la que, por tanto, no se podía contar, y considerando que los ríos Dniester y Dnieper constituían una gran barrera natural, instruyó a Marcks a cambiar el punto del principal esfuerzo del ataque hacia el norte, directamente hacia Moscú. Y además le dijo que “la prolongación de las operaciones del Grupo Moscú hacia los Estados del Báltico debería tratarse como acción subsidiaria que no nos debe distraer de la embestida principal a Moscú”. Por tanto, sin que Hitler lo mencionara y en contra de la opinión inicial de Marcks y Greiffenberg, Halder decidió él mismo que la captura de Moscú significaría la conclusión victoriosa de la campaña, de tal forma que había que escoger la ruta de aproximación más directa a la capital (Brest-Minsk-Smolensk) y poner en ella el principal punto de esfuerzo del ataque. El 5 de diciembre de 1940 Hitler se reunió con Brauchitsch y Halder (y otros jefes del OKW) para escuchar el informe del ejército sobre las intenciones operacionales. Entre otras consideraciones, Halder afirmó que habría que llebar a cabo un ataque especialmente poderoso desde la zona de Varsovia hacia Moscú, vía Minsk y Smolensk, en conjunción con avances de los grupos de ejércitos septentrional y meridional hacia Leningrado y Kiev, respectivamente. Halder no dejó lugar a la duda de la dirección que debía tomar el Grupo de Ejércitos Centro ni de la importancia fundamental que daba a Moscú. Cuando Halder terminó su exposición, Hitler habló para decir, entre otras cosas, que muy lejos de asignarle el objetivo de Moscú como su absoluta prioridad, el Grupo de Ejércitos Centro debía prepararse para enviar “considerables fuerzas” en dirección norte para ayudar en el avance hacia Leningrado. Y luego Hitler declaró que la cuestión de si los grupos de ejércitos norte y sur, después de la destrucción de las fuerzas soviéticas que se les oponían en sus frentes, debían seguir hacia Moscú o hacia la región al este de la capital rusa, era una cuestión que todavía no podía decidirse. Así que según Hitler, y en lo que a Moscú se refiere, tal como anotó Halder en su diario de guerra a la entrada del 5 de diciembre de 1940 en el punto 3 “Detalles de Otto” (aún no se había denominado a la operación contra la URSS Barbarroja. En el OKW el plan de Lossberg se conocía como “Fritz”), apartado “i”: “Moscú no tiene gran importancia”.

Tras esta reunión la Sección de Operaciones del OKW comenzó a preparar un documento para una directiva de guerra cuyos primeros borradores se completaron de acuerdo con la sección homóloga en el OKH, con el centro de gravedad dirigido hacia el inequívoco objetivo de Moscú. Lossberg elaboró el documento y se presentó a Jodl para su revisión el primer borrador el 12 de diciembre de 1940. Jodl modificó algunos aspectos de importancia secundaria, pero en esencia aceptó las conclusiones básicas del borrador. El texto fue luego remitido a Lossberg el 14 de diciembre para su modificación y el 16 de diciembre se volvió a remitir a Jodl para su aprobación final. El 17 de diciembre, Jodl presentó el documento a Hitler, quien, tras leerlo, ordenó una considerable modificación que, entre otras cosas, relegaba Moscú a un segundo plano, priorizando la captura de Leningrado.¿Qué hizo Halder cuando supo de esta alteración en la dirección de los objetivos? En vez de exponer, junto con Brauchistch, sus discrepancias ante Hitler, como correspondía al Jefe del Estado Mayor General (y al comandante en jefe del ejército, Brauchitsch), Halder recurrió a un ardid semántico, que explico a continuación.

La nueva directiva con los cambios ordenados por Hitler, Directiva No. 21, se emitió el 18 de diciembre de 1940. En la sección III (“Dirección de las Operaciones”) se establecía que el centro de gravedad del ataque se colocaba en el grupo de ejércitos centro, que tenía como tarea avanzar con poderosas formaciones móviles desde el área de Varsovia y aplastar a las fuerzas soviéticas en la Rusia Blanca, lo que posibilitaría que “fuertes fuerzas móviles” avanzaran en dirección norte para, en conjunción con el Grupo de Ejércitos Norte que partiendo de Prusia del Este avanzaba hacia Leningrado, destruir a las fuerzas soviéticas que operaban en el área del Báltico. Y ahora viene el ardid semántico que pongo en negrita: “Sólo después de que se haya garantizado la consecución de estas primeras tareas esenciales, que deben incluir la ocupación de Leningrado y Kronstadt, continuará el ataque con la intención de ocupar Moscú, un importante centro de comunicaciones y de la industria de armamentos”.

Hitler había empleado formalmente el término “resuelto” (Erledigung), esto es, “Sólo después de que se haya resuelto....”. Halder enmendó el término y en su lugar utilizó “garantizado” (Sicherstellung), esto es, “Sólo después de que se haya garantizado...”. Pero además, Halder introdujo una cláusula al comienzo de la referida sección III (Dirección de las Operaciones) que daba el visto bueno de Hitler a los planes del ejército:

III. Dirección de las Operaciones
A. Ejército (aprobando los planes que se me han presentado):
En su original alemán:
III. Die Führung der Operationen
A.) Heer (in Genehmigung der mir vorgetragenen Absichten): .

Con este cuestionable proceder, Halder buscaba atar a Hitler al punto de vista del ejército, es decir al suyo propio. Como preveía que no iba a convencer en absoluto a Hitler para que diera prioridad a Moscú sobre Leningrado, con esta artimaña semántica, en la que Hitler difícilmente reparó, pretendía Halder dejar abierto un margen a una interpretación subjetiva de lo que había significado Hitler, en el convencimiento de que el desarrollo futuro de las operaciones en Rusia haría evidente para el Führer la conveniencia de avanzar hacia Moscú.

Aparte de ética y profesionalmente cuestionable, en mi opinión ese proceder de Halder fue bastante infantil en sus pretensiones y fatal en sus consecuencias. Infantil por lo absurdo de creer que Hitler se iba a dejar atar por una cuestión semántica de una directiva de guerra o que se iba a dejar enredar cuando, llegado el caso, Halder le mostrara que los objetivos septentrionales ya tenían su consecución “garantizada”, en vez de “resuelta”, para continuar hacia Moscú. Fatal porque el no resolver esa discrepancia fundamental con Hitler cara a cara y, en cambio, decidir esperar a verlas venir (y para ello, como veremos, distorsionando sus informes de la situación militar a Hitler) produjo finalmente una serie de ambigüedades operacionales que dificultaron las operaciones y desembocaron en una grave crisis de confianza de Hitler en el OKH y de los comandantes de campaña hacia el alto mando,con las consecuencias que todos sabemos.                             Fuentes: Generaloberst Gotthard Heinrici; "The Campaign in Russia, Volume 1", David Stahel; 2Operation Barbarossa and Germany's Defeat in the East", Charles Burdick y Hans-Adolf Jacobsen; "El Diario de Guerra de Halder, 1939-1942". 

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