En casi todos los estudios (tanto en historia general como militar) sobre lo que supuso la ofensiva alemana de Kursk se sentencia que con la Operación Ciudadela, Alemania perdió la iniciativa estratégica de la guerra.
Creo que esa conclusión, a fuerza de repetición, se ha aceptado demasiado a la ligera. En mi opinión, Alemania ya había perdido la iniciativa estratégica en 1942, con el fracaso estratégico de la Operación Azul. Quizás, por poner una fecha simbólica, habría que decir que a Alemania se le había acabado el margen de maniobra para ejercer la iniciativa estratégica en noviembre de 1942, con las contraofensivas soviética y británica en Stalingrado y El Alamein, respectivamente, y sus decisivos resultados. Estas ofensivas de los aliados no sólo cambiaban sustancialmente el cuadro estratégico militar general, sino también el político, económico, social y psicológico;Alemania había agotado sus posibilidades de ganar militarmente la guerra en el otoño de 1941, con el fracaso estratégico de Barbarroja. Pero tenía, y esto es importante, un buen margen de maniobra para ponerle un fin político a la guerra,evitando con ello las consecuencias infinitamente peores de una derrota final, que por tardía no iba a ser menos aplastante. Y la Wehrmacht, aunque ya jamás sería la del 22 de junio de 1941, todavía era un ejército temible, con un cierto margen de maniobra para emprender operaciones ofensivas de calado, aunque ya jamás a la escala de Barbarroja, y dentro de un contexto estratégico general cuyo objetivo final no era ya ganar la guerra, sino poder continuarla.Como consecuencia, los países aliados del Tercer Reich (y los "neutrales benevolentes", permítaseme la expresión) comenzaron a recular diplomáticamente su contribución al esfuerzo de guerra alemán. Además, 1943 fue el año donde empezó a materializarse decisivamente en Europa el enorme potencial que Estados Unidos había comenzado a explotar en el verano de 1940. Es dentro de este oscuro contexto general (en el que la producción de guerra alemana, aunque en ascenso, seguía muy lejos de poder satisfacer las necesidades de sus ejércitos) donde debe situarse y entenderse esta ofensiva alemana de Kursk.Bien,en cuanto a la ofensiva en si;Ciudadela era una operación con objetivos claramente ofensivos, consistentes en la captura de Kursk, la destrucción del máximo número de unidades soviéticas (en especial del arma blindada) y la reducción de ese sector del frente. Pero a nivel estratégico, Ciudadela era una operación de naturaleza claramente defensiva,con objetivos claramente ofensivos, consistentes en la captura de Kursk, la destrucción del máximo número de unidades soviéticas (en especial del arma blindada) y la reducción de ese sector del frente. Pero a nivel estratégico, Ciudadela era una operación de naturaleza claramente defensiva, con dos objetivos estratégicos fundamentales, uno de carácter militar y otro político. El objetivo estratégico militar era debilitar al Ejército Rojo (mediante la destrucción de parte de sus fuerzas en Kursk) para que ya no pudiese emprender una operación ofensiva a gran escala en el año 1943, situación que permitiría a la Wehrmacht prepararse para enfrentar la amenaza inminente de la apertura aliada de un segundo frente terrestre con su invasión de Europa, probablemente a través de Italia. El objetivo estratégico político era dar un golpe de imagen (mediante una victoria operacional en Kursk) para fortalecer la deteriorada alianza de gobiernos como los de Hungría, Rumania, Finlandia e Italia, y para recuperar la “neutralidad benevolente” de los gobiernos de Turquía o España. Estratégicamente, pues, Hitler no buscaba con Ciudadela una batalla decisiva para ganar la guerra (aunque él pudiera enfocarlo de otro modo, a efectos de moral o propagandísticos), sino una batalla decisiva para no perderla, para prolongarla, y para que sus socios aliados en el Frente Oriental no se retiraran de la guerra mediante un acuerdo por separado con los soviéticos. Incluso el plan que deseaba ejecutar el mariscal Manstein (probablemente la mejor solución a la situación estratégica alemana en el Frente Oriental) era estratégicamente de carácter defensivo, pero mucho más viable operacionalmente que Ciudadela y con un objetivo estratégico mucho más realista. Manstein quería dejar atacar a los soviéticos para desgastarlos y luego contraatacar en una serie de maniobras del arma blindada para destruir el mayor número de formaciones soviéticas. Si este plan tenía éxito, pensaba el mariscal, era razonable suponer que Hitler podría llegar a un acuerdo con Stalin para poner fin a la guerra en el este volviendo al mapa político de 1940.
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