¿Por que el Ejercito Rojo derroto a la Wehrmacht?
Uff,que tema para debatir!! A mi juicio,existen cierto desdén sobre la actuación del Ejercito Rojo (motivos ideológicos,políticos y estereotipos,que a fuerza de repetición,terminan desvirtuando las interpretaciones),y una mirada muy germanista del conflicto en general.Los análisis clásicos sobre el fracaso final de Barbarroja se centraron en los factores secundarios,enfatizado por el generalato alemán de posguerra,olvidándose,o sólo tocándolo de pasada, de lo fundamental.Lo secundario, en esas cuentas, vino dado principalmente por las malas condiciones climáticas y mal estado de las infraestructuras soviéticas, por una parte, y las decisiones erradas del mando alemán, especialmente Hitler, por otra. En cambio, lo fundamental fue la sub-estimación del potencial del Ejército Rojo y de la capacidad de movilización de recursos del régimen soviético, por una parte, y el insensato optimismo de los planificadores de Barbarroja, por la otra, creyendo que iban a destruir al Ejercito Rojo y al Estado Comunista en unas semanas.En otras palabras, un claro desequilibrio entre fines perseguidos y medios disponibles.Los obstáculos naturales, las carencias de buenas infraestructuras, las demandas logísticas, el desgaste de equipo y armamento, y las inclemencias del tiempo, todo ello castigó a ambos ejércitos por igual.En todo caso,a mi juicio,achacar la derrota alemana tan solo a el mitificado "general invierno", a la extensión de la URSS,falla de la inteligencia alemana y a la ayuda aliada (factores importantes,que no decisivos),es quitarle merito a lo hecho por el Ejercito Rojo.Soy el primero en reconocer la superioridad táctica alemán y reconocerlo como el mejor ejercito moderno (ver http://sadffvaabdc.blogspot.com.ar/2013/10/la-formidable-maquina-de-guerra-de-la.html) y probablemente de los mejores de la historia,pero esto no me impide ver las virtudes de su clásico enemigo: El Ejercito Rojo.Realzar las excelencias de algo o alguien subrayando sus defectos es una aproximación crítica que sostuvo y defendió Edgar Alan Poe, como crítico literario, en la primera mitad del siglo XIX. Esta metodología de crítica literaria es muy válida, a mi juicio, para el caso planteado aquí.La ofensiva alemana del 22 de junio de 1941 llevaba consigo una guerra de exterminio contra la Unión Soviética, una guerra ideológica donde la derrota soviética sólo podía significar muerte o esclavitud. El ejército que invadió la URSS el 22 de junio de 1941 era el ejército mejor entrenado y experimentado del mundo, e iba a combatir a otro ejército que para nada se acercaba a esos parámetros de entrenamiento y experiencia. Sin una voluntad de resistencia férrea, implacable, despiadada e incluso cruel (como lo fue el Ejercito Rojo), los soviéticos jamás habrían podido prevalecer ante la apisonadora nazi.La capacidad de resistencia del soldado ruso durante la Operación Barbarroja tuvo dos caras, como el dios Jano. Hubo unidades que ofrecieron una fanática resistencia desde el mismo inicio de la invasión alemana, pero hubo otras que se entregaron en masa. Esto sucedió principalmente durante el primer mes de la ofensiva alemana; a partir de entonces, salvo excepciones, las unidades soviéticas ofrecieron una resistencia tenaz. Las numerosas unidades soviéticas que previamente se habían rendido en masa a los alemanes son un claro indicio de lo exitosa que podría haber sido para la Wehrmacht ofrecer a los pueblos soviéticos una política de liberación (y no imponer una de exterminio, como hicieron).
El Ejército Rojo no tenía una historia tan antigua y brillante como la de su homólogo alemán. Se había formado en un estado semi-anárquico en medio de una guerra civil, y, salvando los antiguos oficiales zaristas que sirvieron en él, fue organizado y dirigido por hombres como Frunze y Trotsky que no tenían nada de militares profesionales, sino de revolucionarios profesionales,y sus teóricos y especialistas fueron eliminados en la Gran Purga (verhttp://sadffvaabdc.blogspot.com.ar/2013/10/acerca-de-la-gran-purga-las-purgas.html).Pero,pese a todas sus carencias,defectos y desgracias,mostrados especialmente en la Guerra de Invierno de 1939-1940, y pese a todas las apuestas de los militares profesionales internacionmales que lo daban por perdido cuando tuvo que afrontar la invasión nazi en junio de 1941,a pesar de un liderazgo débil en unidades grandes y pequeñas, entrenamiento inadecuado, planificación chapucera, logística inestable, estructuras de mando confusas, entrometimiento político, economía perturbada y, sobre todo, bajas masivas,el Ejército Rojo prevaleció ante un ejército superior en todos los niveles de competencia y capacidad profesionales,y,finalmente,lo DERROTO TOTALMENTE (que lo haya hecho con ayuda aliada,a costa de enormes bajas etc,y no con tácticas brillantes y victorias "románticas",es un mero asunto de "gustos",y es tan valido que no le resta méritos,ya quisiera Alemania haber tenido el potencial humano y material que la URSS tenia para soportar el esfuerzo de guerra).El Ejército Rojo, desgraciadamente para sus integrantes, tuvo que aprender en los campos de batalla de una guerra real (y contra el mejor Ejercito de entonces) lo que no había aprendido en las maniobras y juegos de guerra de tiempos de paz que su adversario aprendió.El Ejército Rojo prevaleció finalmente ante la Wehrmacht porque el país que lo sustentaba tenía más recursos humanos y materiales que el país que intentaba someterlo.El ejército alemán de 1941 era mucho más competente, en términos generales, que el ejército soviético.Pero el liderazgo político-militar soviético fue capaz de conseguir que la devastadora destrucción a la que la sometio la maquinaria de guerra germana nunca dejara en cuadro al Ejército Rojo, logrando compensar con nuevas formaciones los huecos que dejaban en el Ejército Rojo las formaciones destruidas por los alemanes, pudiendo continuar así la lucha. Y logró hacer esto porque supo movilizar y explotar de forma implacable (y cruel) los enormes recursos humanos y materiales de la URSS, que eran muy superiores a los del Tercer Reich.La manifiesta incompetencia inicial en el mando y control del liderazgo militar del Ejército Rojo, la falta de preparación y entrenamiento adecuado de su personal, el estado de su equipamiento, el despliegue de sus formaciones, etc., fueron errores y defectos que sólo pudieron solventarse gradualmente gracias a los enormes recursos humanos y materiales de la URSS y a la capacidad del régimen stalinista para movilizar a la sociedad de la URSS para el servicio militar, ya utilizando medios institucionales, bien medios coercitivos o simplemente por el voluntariado.Muchas veces se subrayan esas medidas coercitivas (en muchos casos auténticamente criminales) del régimen stalinista, y se subrayan con razón, a mi juicio.El terror y la coerción sirven para expliar una parte de la pregunta. Se reimpusieron los métodos del sistema del terror previo a la guerra para mantener a los soldados luchando durante la guerra. En el punto más alto del hundimiento soviético, el 28 de julio de 1942, cuando los alemanes cernían su amenaza sobre Stalingrado, Stalñin emitió la Orden Número 127 (¡ Ni un paso atrás!), instando a los soldados a defender cada metro de territorio soviético, “hasta la última gota de sangre”, y amenazando con severos castigos a los “que siembran el pánico” y a los “cobardes” que no cumplieran con su deber. (La orden sólo fue conocida por el público soviético en 1988, cuando fue publicada como parte de la política de glasnot o apertura, aunque en 1942 había sido distribuida a todas las unidades de las fuerzas armadas soviéticas). Se establecieron unidades de bloqueo especiales – zagradotriadi – para reforzar las unidades existentes de la NKVD; sus integrantes debían controlar a cualquier soldado que se hubiera quedado atrás o que intentara huir del combate. Pero no debe olvidarse que medidas similares, e incluso peores, fueron aplicadas por el régimen nazi cuando el Ejército Rojo entró en suelo alemán, especialmente en 1945. También ahí hubo decenas de miles de deserciones de soldados alemanes, traiciones y todo tipo de actos similares que, ciertos o no, fueron brutalmente castigados por los instrumentos de terror del régimen nazi.Las apelaciones al patriotismo del pueblo ruso resultaron más exitosas. La enorme mayoría de los soldados soviéticos eran hijos de campesinos: su lealtad no estaba dirigida a Stalin o el Partido, que habían provocado la ruida del campo, sino hacia sus hogares y sus familias: eran leales a su propia visión de la “madre patria”. Tal como lo expresó Stalin a Averell Harriman en septiembre de 1941, el pueblo ruso luchaba “por su tierra natal, no por nosotros”. Para asegurarse llegar mejor a los soldados, la propaganda soviética descartó cada vez más los símbolos soviéticos, reemplazándolos en cambio por imágenes más antiguas de la Madre Rusia, que ejercían mayor influencia sobre las tropas.Entre 1941 y 1942, el período de mayor catástrofe militar, el retrato de Stalin se hizo menos presente (aunque Stalin reapareció como conductor nacional y fuente de inspiración de las victorias soviéticas entre 1943 y 1945); la Internacinoal fue reemplazada por un nuevo himno nacinonal; se fabricaron nuevas medallas y condecoraciones soviéticas con retratos de héroes militares de la historia rusa; y se concedió a la Iglesia un nuevo período vital, al levantar el Estado muchos de sus controles de la actividad religiosa de preguerra a cambio del apoyo moral a la guerra por parte de los líderes eclesiásticos. El resultado fue una curiosa mezcla de fe religiosa y convicciones soviéticas. Existe, por supuesto, una arraigada versión oficial de todo esto: el mito del héroe de la Unión soviética. Se le puede encontrar entallado en piedra en cualquier monumento bélico soviético y en incontables canciones de guerra, durante décadas y hasta bien entrado 1990 los veteranos de guerra hablaban y escribían como si formaran un mundo aparte, pero ni un solo libro soviético sobre la guerra mencionaba jamás el pánico, la automutilación, la cobardía o la violación. La censura oficial que prohibía la obra de escritores como Vassili Grossman por describir el temor de los soldados, iba de la mano de la necesidad que tenían los supervivientes de acallar el clamor de su pasado. Aunque la mayoría de los veteranos se les retratara como victoriosos la mayoría fue también víctima de uno de los régimenes más crueles de los tiempos modernos. Llevaban armas de fuego, y estaban autorizados a utilizarlas; sin embargo, se habían criado en un mundo en el que los ciudadanos vivían a la sombra de una violencia estatal arbitraria y humillante, y al que regresarían cuando su servicio como soldados acabara. Se reconocía su contribución como grupo, pero mucho de aquello por lo que lucharon – un gobierno más abierto, por ejemplo, y el fin del temor – jamás llegaría a realizarse. Resulta irónico que su estado hubiera infundido en ellos un orgullo tan poderoso que muy pocos podían ver hasta qué punto les había desposeído.
Por otra parte, los defectos de la planificación alemana de Barbarroja no podían solventarse porque, simple y llanamente, Alemania no tenía los recursos suficientes con que hacerlo.En las batallas fronterizas de junio y principios de julio de 1941, desertaron decenas de miles de soldados del ER o bien se entregaron voluntariamente a los alemanes antes de morir defendiendo un régimen que rechazaban. Muchos de ellos eran lituanos, letones, estonios, bielorrusos y ucranianos; algunos eran nacionalistas que tenían la esperanza de ver muy pronto recuperada la soberanía de sus tierras; otros eran campesinos que esperaban que los alemanes abolieran el sistema de granjas colectivas; otros eran víctimas del terror de Stalin que veían la oportunidad de derrocar el régimen soviético como una bendición; otros no tenían más motivo que evitar morir por defender un sistema en el que no creían.Sin embargo, y esto fue lo decisivo para impedir primero la derrota y conseguir después la victoria, la inmensa mayoría de la ciudadanía soviética permaneció leal y apoyó al régimen contra los alemanes. Algunos combatieron voluntariamente hasta la muerte por puro patriotismo ruso; otros eran anti-fascistas por convicción, y quienes no tenían esa convicción pronto quedaron convencidos cuando se enteraron de cómo los nazis trataban a los civiles y prisioneros, cómo asesinaban y cómo arrasaban cosechas y destruían aldeas y propiedades.No lucharon por Stalin,lucharon,a mi juicio,porque no encontraron otra alternativa para defender sus vidas, sus familias, sus tierras y sus historias, esa nebulosa conceptual que llamamos “patria”.Pero donde si jugo un papel clave Stalin y Cia fue en el liderazgo político;sí, ese estado soviético marcadamente stalinista y de naturaleza y gobierno horriblemente criminales,cuya estructura política era tan despreciada por los nazis, demostró ser (pese a sus defectos, carencias y errores) mucho más sólido, implacable y eficaz que el estado nazi.Tal como lo dije en otra publicación,que el Ejercito Rojo no se desintegrara bajo el peso de sus problemas internos y la potencia de fuego alemana fue un tributo monumental a, y una prueba de, su efectividad militar”.Saludos.
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